ESCENARIOS

De Segura a Trafalgar se desarrolla en varios escenarios que coinciden con algunas de las comarcas de mayor identidad de España que van apareciendo a lo largo de los capítulos de este ensayo.


Campo de Gibraltar

La obra tiene su inicio en la pedanía de Campamento a escasos metros del Peñón de Gibraltar.

Allí, el bar restaurante Casa Bernal y su propietario Antonio Bernal nos dará el punto de arranque de nuestro libro donde plantearemos una hipótesis sobre las maderas de aquel local cuyo desenlace ofreceremos al final de nuestro libro.





El autor conversando con Antonio Bernal,
uno de los protagonistas de esta historia

(Foto: Tomás Ruiz García).

Igualmente Gibraltar será el lugar donde arribaron hace más de doscientos años los navíos ingleses que participaron en el combate de Trafalgar junto con alguna de sus presas tras el combate.

Estos y otros aspectos son tratados en los capítulos finales de la obra.




Restaurante Casa Bernal

Campamento
(Foto: Vicente Ruiz García)









Detalle interior Restaurante Casa Bernal
Campamento
(Foto: Vicente Ruiz García)






Despúes de la Batalla el Victory es conducido a Gibraltar.
Oleo de Clarkson Stanfield.


Las sierras de segura

Los montes de Segura es la denominación histórica que encierra todo el macizo montañoso de la parte oriental de la Provincia de Jaén incluyendo al actual Parque Natural de las sierras de Cazorla, Segura y las Villas, pero también se extiendo por las Sierras albaceteñas del Segura llegando a adentrarse en las provincias de Granada, Murcia y Ciudad Real. Todo este conjunto de bosques fue administrado por la Marina a mediados del siglo XVIII para el abastecimiento maderero de los arsenales del sur de España. Aquella jurisdicción dependiente del Estado durante el siglo XVIII y parte del XIX ha sido tradicionalmente denominada Provincia Marítima de Segura.


Robles
Quejigos o robles andaluces en la Sierra de las Villas (montes de Segura). El roble era una de las especies más apreciadas en la construcción naval para la elaboración de cuadernas y otras piezas curvas. Los robles de los bosques de Segura se utilizaron en contadas ocasiones exclusivamente para el Arsenal de Cartagena.







(Foto: Vicente Ruiz García)






Segura de la Sierra, capital de la Privincia Marítma del mismo nombre
“( …)Está situada en una eminencia a 38 grados y 18 minutos de latitud y 3 grados y 25 minutos de longitud oriental de Cádiz.
Cuenta dentro de su ruinosa muralla 160 vecinos tan solamente; pero con las cortijadas de su término, de las cuales pueden considerarse como buenas aldeas, pues tienen de 40 a 70 vecinos, asciende la totalidad de éstos a 750.
Su territorio, como igualmente el de los demás pueblos que se hallan dentro de la demarcación de su partido, y son Orcera, Puerta, Génave, Torres, Villa-Rodrigo, Siles, Santiago, Hornos, Yeste, Nerpio y Benatae pertenecían a la extinguida Orden de Santiago, y por consiguiente dependían del suprimido consejo de Órdenes.
Comprende su término 78 montes o sitios arbolados poblados de pinos salgareños, rodenos, carrascos y donceles; de robles, encinas, fresnos, álamos blancos y negros, y de nogales y sabinas”
.

Descripción de Joseph Rodríguez Camargo, 1803.







(Foto: Francisco Bravo Palomares)




La inmensidad de los bosques de Segura no pasó inadvertida para las autoridades de Marina que abastecieron principalmente de maderas a los arsenales del sur de España pero también de brea, cobre y otros pertrechos para la construcción naval.










(Foto: Francisco Bravo Palomares)




Las maderas eran trasladadas por los carreteros y arrieros en una odisea por mitad de la sierra hasta que se depositaban en las riberas de los llamados aguaderos.

En las operaciones llegaban a emplearse varios cientos de bueyes y otras bestias que transportaban pinos que llegaban a alcanzar los 30 metros de altura.





































En la imagen una recreación reciente.
(Foto: Francisco Bravo Palomares)


La tarea de señalar los pinos elegidos para la Armada era minuciosa.
Se buscaba el ejemplar adecuado a la pieza del navío y se señalaba mediante un chasqueo para posteriormente efectuar la corta que podía realizarse meses después.
En la tarea de elección participaban varias personas entre las que estaban el delineador y un ingeniero naval.
En la imagen una recreación junto al inmenso pino “Galapán” en la Sierra de Segura, perteneciente al documental audiovisual El Arbol de Segura, una aventura al pasado.




(Foto: Juana Ruiz Ramírez)





Pinos salgareños de los montes de Segura. Los pinos laricios o salgareños fueron los más apreciados por la Marina por su calidad y robustez especialmente utilizados para grandes piezas de la obra interior de los buques y para los forros exteriores del casco de la parte no sumergida.












(Foto: Francisco Bravo Palomares)
(Foto: Vicente Ruiz García)


Sevilla

Fábrica de Tabacos

Fachada principal de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla (actual sede de la Universidad). En 1733 se acometió la empresa de buscar maderas en los montes de Segura para su construcción. A partir de entonces quedó establecido el Real Negociado de Maderas que explotaría la materia prima de aquellas sierras en beneficio de la Real Hacienda.









(Foto: Vicente Ruiz García)




























































Antiguos almacenes de Segura, en la calle del mismo nombre junto a la calle Reyes Católicos (Sevilla). En 1734 el superintendente de la Fábrica de Tabacos ordena la construcción de un almacén en la ribera del Guadalquivir para el almacenamiento de las maderas procedentes de Segura que serían vendidas para la construcción civil y para abastecer al Arsenal de La Carraca en Cádiz, antes de que la Marina explotara directamente aquellos montes. Durante años, la Armada fue el principal cliente del Real Negociado de Sevilla.
Actualmente el edificio alberga un concesionario de automóviles


Vista de Sevilla a finales del siglo XVIII por A. Guedson














La bahía de Cádiz


Vista del Campo del Sur (Cádiz) donde se hallaban las desaparecidas murallas del Vendaval desde las que cientos de gaditanos presenciaron en lejanía el combate de Trafalgar en octubre de 1805. Al fondo la catedral proyectada a principios del siglo XVIII por Vicente Acero, el maestro de obras que descubrió la utilidad de los montes de Segura para las obras de la Fábrica de Tabacos de Sevilla.

(Foto: Vicente Ruiz García)
(Foto: Vicente Ruiz García)


Dique de carenar número 3 o San Antonio (factoría IZAR, San Fernando) construido por el ingeniero Tomás Muñoz a finales del siglo XVIII dentro del complejo de La Carraca. El carenado fue una técnica de reparación de embarcaciones fundamental para el mantenimiento de los buques. Como se aprecia en la imagen el dique tiene la forma del casco de los navíos de la época. Una vez dentro del dique se bombea el agua hasta quedar completamente seco y poder efectuar las oportunas reparaciones. Para tales obras se emplearon con frecuencia las maderas de Segura. Actualmente se sigue utilizando.



(Foto: Vicente Ruiz García)



Torre de Tavira
Una de las innumerables torres atalayas que se elevan en Cádiz que se levantaron para contemplar la arribada de las flotas de Indias cargadas de los tesoros del Nuevo Mundo. Llegó a convertirse en la torre vigía del puerto gaditano a finales del siglo XVIII. Desde ella el vigía contempló la salida de la escuadra combinada y el retorno de los supervivientes tras el desastre del combate de Trafalgar en octubre de 1805










La Carraca
Puerta principal del Arsenal de La Carraca, (San Fernando), perteneciente al departamento marítimo de Cádiz. Durante casi un siglo se abasteció de maderas procedentes de los montes de Segura para la construcción, carenado y reparación de las embarcaciones de la Real Armada Española.










(Foto: Vicente Ruiz García)


Almacén la Carraca
Almacén general del Arsenal de La Carraca, tras la reforma a la que fue sometido en el reinado de Carlos IV.












(Foto: Vicente Ruiz García)


Puerta de Tierra
Puerta de Tierra del Arsenal de La Carraca













(Foto: Vicente Ruiz García)


Iglesia de Nuestra Señora del Rosario con dependencias del Arsenal de La Carraca al fondo













(Foto: Vicente Ruiz García)


Canal la Carraca
Canal para enriar maderas. Una vez que los palos llegaban al arsenal permanecían sumergidos en agua salada para adaptarse al medio marino para el que iban a emplearse. Arsenal de la Carraca.











(Foto: Vicente Ruiz García)


Juan Sebastián El Cano
El Arsenal de La Carraca y su uso actual. Al fondo el buque escuela de la Armada Española Juan Sebastián El Cano al que se le realizan obras de mantenimiento.



















(Foto: Vicente Ruiz García)


Cartagena

Vista del Puerto de Cartagena (siglo XIX)
Estampa calcografiada iluminada, grabada por Pierre-Michel Allix. Museo Naval de Madrid. Cartagena fue la capital de uno de los tres departamentos de Marina peninsulares y su arsenal uno de los complejos industriales más importantes del Mediterráneo donde se construyeron más de una veintena de navíos de línea y numerosas embarcaciones menores de la Armada Española.







Antonio Barceló con su jabeque correo rechaza a dos galeotas argelinas (1738). Oleo de Ángel Cortellini (1902) Museo Naval de Madrid. El jabeque fue una embarcación menor utilizada contra el corso por parte de la Armada Española en el siglo XVIII dando excelentes resultados. El arsenal de Cartagena se especializó en la construcción de este tipo de embarcaciones.




1862. Navío de Isabel II en su visita a Cartagena,
atracado en el Arsenal.
















Año 1872.
Detalle del Arsenal desde el
Barrio de la Concepción




Río Borosa, uno de los numerosos afluentes que nacen en los montes de Segura y que aportan caudal al Guadalquivir. Durante el siglo XVIII este río, el Guadalimar y el Segura fueron las vías fluviales que transportaban la madera con destino a los arsenales de La Carraca en Cádiz y Cartagena en una odisea protagonizada por los pineros de la sierra.










(Foto: Francisco Bravo Palomares)



Una de las fotos refleja una conducción a principios del siglo XX cuando el uso de la madera ya no era naval pero la conducción de los palos era semejante a la que se hizo durante los siglos XVIII y XIX. En la imagen se observa como los maderos tapizaban todo el tramo fluvial. Otra foto representa el Guadalquivir a su paso por los sotos de la Albolafia en Córdoba, escenario de las maderadas durante siglos.




















(Foto: Francisco Bravo Palomares)

















Los hombres


Retrato de José Patiño. Museo Naval de Madrid. Óleo sobre lienzo copia realizada en 1928 por Rafael Tejeo, de un original de Jean Ranc. Fue uno de los primeros intendentes de Marina que promovió el resurgimiento de la Armada Española proyectando la construcción racional de embarcaciones. Creó los tres departamentos de Marina de Ferrol, Cartagena y Cádiz.












Retrato de Zenón de Somodevilla y Bengoechea (1702-1781), marqués de la Ensenada. Copia anónima del siglo XVIII de un original de Jacopo Amiconi. Museo Naval de Madrid. Uno de los políticos más capaces de su tiempo dio el impulso definitivo para la magna empresa de construcción naval bajo el reinado de Fernando VI con el objetivo de que la Armada Española estuviera a la altura de los países de su entorno.





Retrato de Don Antonio de Gaztañeta. Colección casa Arrietakua de Motrico. Museo Naval de Madrid. Fue el primero de los constructores navales españoles que aplicó las matemáticas y la física en la ingeniería naval española. Sus diseños estuvieron en vigor hasta mediados del siglo XVIII siendo muy apreciados por los ingleses.



















Retrato de don Jorge Juan de Santacilia. Óleo de Rafael Tejeo. Museo Naval de Madrid. Científico, explorador, marino y espía fue uno de los mayores impulsores de la Marina ilustrada española en el siglo XVIII.





"Muerte de Churruca". Museo del Prado de Madrid. Pintura de Álvarez Dumont. La Armada Española realizó a lo largo del siglo XVIII un considerable esfuerzo para formar a sus marinos. Así, muchos de los oficiales que participaron en la batalla de Trafalgar pertenecían a una estirpe de hombres de mar, militares y científicos educados al abrigo del siglo de las luces. Mientras, la marinería era completada por hombres de leva, carne de cañón que a pesar de sus limitaciones combatieron con valor en aquella fatídica jornada.









Los pineros de la sierra formaban un auténtico ejército fluvial perfectamente organizado para conducir las piezas de madera a lo largo de los ríos en un esfuerzo que duraba varios meses. Muchos de ellos procedían de las Sierras de Segura y junto con los carreteros se beneficiaron económicamente de la explotación forestal por parte del Estado. Por otro lado muchos habitantes de la sierra entre los que se incluían algunos regidores de los pueblos se opusieron a la jurisdicción privativa de los montes por parte de la administración estatal ofreciendo una enconada resistencia a lo largo de la existencia de la Provincia Marítima.





Los barcos

Grabado coloreado por A. Berlinguero que representa al navío San Juan Nepomuceno. Museo Naval de Madrid. Fue el primero de los navíos construidos por el ingeniero francés Francisco Gautier en los astilleros de Guarnizo (Cantabría) en 1766. Participó en la batalla de Trafalgar al mando de Cosme Damián Churruca en 1805 y fue capturado por los ingleses que lo incorporaron a la Royal Navy.

















Maqueta de navío español de 70 cañones.
En ella se puede apreciar la estructura de su casco
con las cuadernas curvas que generalmente se
hacían de roble y los baos transversales realizados
habitualmente en pino.
Museo Naval de Madrid


Combate de Trafalgar
Museo Naval de Madrid.












Combate de Trafalgar
Estampa Calcográfica de W.L. Wille.
Museo Naval de Madrid.






Vista de proa del navío África desde proa, construido en el arsenal de La Carraca en 1752. Para su construcción se pidieron maderas de los montes de Segura. Álbum del marqués de la Victoria.
Museo Naval de Madrid.

















Representación de un navío sobre grada.
Álbum del marqués de la Victoria.
Museo Naval de Madrid.


Victory
HMS Victory fue el buque insignia del almirante Nelson en Trafalgar. Actualmente se encuentra en un dique seco en Portsmouth siendo prácticamente el único superviviente de los navíos de línea de su tiempo.
















Duguay
Dugay Trouin fue uno de los navíos franceses
supervivientes de la batalla de Trafalgar.
Capturado poco después por los ingleses fue
hundido en 1949 después de ser rechazado
por el gobierno francés que no quiso conservarlo.


Corte navío
Sección de un navío de línea de tres puentes. Puede observarse de abajo a arriba las piedras del lastre, bodegas y sentina, y las tres baterías donde se emplazan los cañones. Cada una de estas dependencias están separadas por baos que son las vigas transversales que unen los costados del navío. Los pinos de Segura fueron empleados para la fabricación estos elementos estructurales.
Museo de las Cortes de Cádiz








(Foto: Vicente Ruiz García)




Maqueta del navío Santa Ana, botado en Ferrol en 1784 y participante en la batalla de Trafalgar. Durante su dilatado servicio hasta 1816 sufrió numerosas obras de carenado y reparación en las que en alguna ocasión se emplearon maderas de Segura.
Museo de las Cortes de Cádiz.









(foto: Vicente Ruiz García)

Maqueta del navío Santísima Trinidad, el buque más grande su tiempo fue construido en 1769 en los astilleros de La Habana recibiendo numerosas reparaciones a lo largo de su vida útil empleándose pino de Segura al menos en las reparaciones efectuadas en 1803. Se hundió después de la Batalla de Trafalgar tras el temporal y permanece sumergido en algún lugar del Atlántico frente al litoral gaditano.
Museo de las Cortes de Cádiz.








(Foto: Vicente Ruiz García)





















Navío de 74 cañones de la Armada Española.
(Guache sobre papel de Vicente Ruiz García)


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