CÓMO SE HIZO

En el año 2005 se conmemoró el bicentenario de la Batalla de Trafalgar, un acontecimiento histórico del cual se vertieron ríos de tinta aprovechando la oportunidad, doscientos años después, para revisar aquella dramática jornada de la Historia de España. Dicha efemérides coincidió con el último año de mi estancia en los pueblos de las Sierras de Segura en los que había trabajado casi tres años como profesor en lugares idílicos y de costumbres arraigadas a los que poco a poco van llegando las garras de la globalización.

Mucho antes de trabajar en aquella comarca ya había tenido noticia de la llamada Provincia Marítima de Segura, una denominación que escondía un episodio apasionante y sombrío de nuestra historia donde los bosques del interior de la provincia de Jaén sirvieron de materia prima para la construcción de la Armada. Pero no de la “Invencible”, como muchos lugareños pensaban sino la Marina Ilustrada del siglo XVIII.

En aquel año 2005 pensé que aquellos árboles de Segura tal vez servirían para la construcción de los navíos que participaron en Trafalgar en 1805 y así fue como nació un título cuanto menos sonoro: De Segura a Trafalgar. Después de muchas investigaciones fui escudriñando todo aquello que encerraba la Provincia Marítima de Segura así como el destino de sus maderas que sirvieron para muchos de los barcos de aquella armada dieciochesca incluidos algunos de Trafalgar como demuestra el libro. Pero De Segura a Trafalgar no es solo un libro sobre maderas y barcos, no es solo un libro de la Sierra de Segura ni tampoco es solo un libro más sobre la batalla de Trafalgar. El libro encierra muchas historias que tienen que ver con todo eso pero también se acerca a un sueño; el de un puñado de ilustrados que quisieron crear una armada capaz de enfrentarse a la mismísima Inglaterra, por entonces la dueña de los mares. También es el anhelo de un grupo de políticos, de las mentes más clarividentes de su época que quisieron hacer de España un país moderno donde los de siempre se obstinaron en paralizar las reformas, algo que se repite demasiadas veces en nuestra historia. Igualmente es la historia de unos oficios desaparecidos como carretero, maderero, arriero, que nos parecen de la prehistoria pero que no hace tanto tiempo que desaparecieron. Así mismo se describe la construcción y todo el enjambre humano de los arsenales, auténticos complejos industriales. Sin olvidarnos que es la historia de unos paisajes naturales y humanos que desgraciadamente muchos han dejado de existir aunque otros, los humanos, no somos tan diferentes hoy respecto a hace doscientos años.

De Segura a Trafalgar, es ante todo un libro de historia, y sobre todo de historia naval. Un libro que encierra mi pasión infantil por las historias del mar y por los grandes veleros del siglo XVIII. Pero también es un libro de antropología, de geografía o de ecología. Además podríamos calificarlo de libro de viajes pues me he atrevido a trazar varias rutas por caminos y por ríos a través de las tierras del sur de España utilizando para ello cartografía de la época, citas de libros de viajes y realizando un trabajo de campo en los mismos lugares que describe el libro. Ciudades como Cartagena, Córdoba, Andújar y sobre todo Cádiz, son escenarios en los que se desarrolla esta obra, además de los ríos, arroyos, bosques y veredas de las tierras del sur de España donde he pretendido que el lector se desplace en la máquina del tiempo para pasear por ellas hace más doscientos años.

Lo primero que hice para poner en marcha este proyecto fue documentarme sobre lo que había escrito sobre el tema y me sorprendió que no había demasiado: Emilio de La Cruz, referencias en la obra de Juan de la Cruz Martínez o Eduardo Araque entre otros y poco más. Gracias a mi amigo Paco Bravo me hice con algunas cosas prácticamente inéditas como un libro de Modesto Vigueras y sobre todo con el Expediente de los Montes…, una auténtica joya y la base que todo el que ha estudiado este hecho histórico ha tenido que manejar. Posteriormente han ido saliendo otras cosas como los magníficos trabajos de Sergio Rodríguez Táuste que me han servido mucho.

No obstante la mayoría de estos estudios, todos dignos de elogio sin duda, estaban vistos desde un prisma interno. Desde los montes de Segura y la mayoría de las veces en un tono de cierto victimismo y oscuridad sobre este episodio. En mi caso intenté mirar más allá y descubrir que fue de aquel hecho fuera de los límites de la sierra, cual fue el destino de las maderas de Segura y que barcos pudieron haberse construido con aquellos pinos salgareños. Ya estaba en marcha De Segura a Trafalgar. Estaba convencido que alguno de aquellos navíos que participaron en aquella mítica batalla llevarían madera de Segura como otros muchos de la Armada Española durante el siglo XVIII y entonces salí a descubrirlo.

A partir de aquí comencé a buscar bibliografía sobre el siglo XVIII y sobre historia naval, entre los que destacaría la obra de González Aller, Merino Navarro o Quintero González entre otros. Pero sobre todo comencé a bucear en archivos como el de Indias, del que obtuve importante material inédito, el de Simancas, a través de la Fundación Patrimonio, o de El Viso del Marqués. También me puse en contacto con especialistas en historia naval de Cádiz, Madrid, Bilbao o Gibraltar.

El libro me ha permitido algunas licencias a veces con un tono novelado que invitan a descubrir cómo fue para los españoles aquel siglo XVIII, como vivieron el fin de una época, como divisaron los gaditanos o el vigía de la Torre de Tavira la batalla de Trafalgar desde la lejanía o como eran los caminos que llevaban a la inhóspita Sierra de Segura.

Lejos del victimismo, lejos del sueño frustrado de aquel puñado de ilustrados que quisieron ver a España como un país moderno con una marina pujante, la Provincia Marítima fue una quimera de la que se apartó a los habitantes de la sierra desde su inicio, con luces y sombras, donde todos contribuyeron a la gloria y a la ruina de una época en la historia de España. Unas maderas que hicieron de España una potencia naval que gracias a ellas pudimos conservar durante más de un siglo las colonias de ultramar, aquellas Indias de donde venían las riquezas de un Imperio donde que todavía no se ponía el sol. Unas maderas de Segura que sirvieron para hacer navíos legendarios que han entrado en la historia como el mismísimo Santísima Trinidad, protagonista de novelas y del desastre de Trafalgar. En este libro se demuestra documentalmente como este buque y otros más llevaron en sus entrañas las maderas de los montes de Segura.

En aquel año 2005 mis alumnos y muchos compañeros del IES Puerta de la Sierra emprendimos la tarea de limpiar el rio Guadalimar, un bonito gesto que creo, fue importante para educar en el respeto a la naturaleza y a nuestra tierra. Un respeto a un río cargado de vida pero también de historia. Una historia que pasó hace más de doscientos años por unas aguas cargadas de unos troncos procedentes de las sierras de Segura que escribirían una página apasionante de la Historia de España.

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